domingo, 12 de mayo de 2013

SOLIDARIDAD Y REVOLUCIÓN

Los Celtas somos revolucionarios. Lo que pasa es que nos juntamos en el pub para organizarnos, y así nos va.

Bueno, también tenemos nuestro punto solidario. Lo que pasa es que nos juntamos en el pub para organizarnos, y así nos va.

Pienso en estas cosas mientras, y porqué, estoy en el L'esperteyu, el mejor pub celta de Asturias, preparando mi próxima revolución. Sentado en una mesa mirando hacia la puerta, esperando que en cualquier momento entren las fuerzas de seguridad y orden del estado para detenerme. Me van a pillar con todo mi arsenal, el portátil con la batería cargada hasta los topes, conexión a internet por la wifi del pub, la cabeza llena de buenas ideas ( o al menos a mi me lo parecen ), ganas de escribir, y, lo más peligroso de todo: una pinta de guinness bien tirada y fresquita.

Como me detengan me van a caer varios años de cárcel, seguro. Y serán tan malvados que no me dejarán tomarme mis guinness tranquilo.

Cuando yo era joven, mucho más joven de lo que soy ahora, estuve en una ONG de ayuda a enfermos de SIDA. Por aquel entonces yo era muy solidario. Ante un problema determinado, actuar para paliar sus consecuencias, esa es mi definición de solidaridad. Pero yo veía que había algo que fallaba, porque el gobierno que había entonces no hacía lo que yo consideraba necesario, desde mi mentalidad de 18 años, para parar la enfermedad: obligar a realizar pruebas anuales de la enfermedad a todo el mundo, tipificar como delito el contagio sabiendo que eres seropositivo, educación sexual en los colegios clara y directa, incluso en los de monjas y curas. Una enfermedad que mata millones y millones de personas en el mundo, que sería tan fácil de detener si quisiéramos, etc...

Me enfadé con la solidaridad, y me pasé a la revolución. Pero me duró poco, empezar a estudiar en la universidad requería mucha dedicación y dejé todas mis actividades alternativas. Las dos únicas que mantuve eran "amigos" y "novias", en plural, aunque no simultáneamente. Las novias, me refiero.

Teniendo muy enfrentados estos dos conceptos, y con una lucha interna soterrada por los mismos, fui al cine en el 2009 a ver la película "Resistencia". (Seguro que la puedes alquilar en tu DVD-club, no hagas el mal descargándola gratis de internet). Va sobre judíos, la segunda guerra mundial, y el enfrentamiento entre los dos hermanos que dirigen el grupo que se refugia en el bosque. Uno dice que tienen que combatir directamente a los nazis, para así ganar la guerra y que acabe su penuria y poder volver a sus casas. Y el otro dice que si se abandona al pueblo a su suerte, no habrá motivo para luchar pues todos habrán muerto antes de que acabe la guerra. La solución a la que llegan es que hay que ver la peli para saberlo ;)

Es el mismo dilema que tenía yo entre solidaridad y revolución. La solidaridad es paliar el daño que hace una situación determinada, en este caso, la invasión de Polonia por el ejército nazi. La revolución es cambiar esa situación para que nunca más produzca un daño, en este caso, combatir al ejercito nazi hasta derrotarlo.

Solidaridad es dar de comer a los que se han quedado sin trabajo, sin ayudas estatales, sin ahorros, sin familia y amigos que les pueda apoyar, sin casa, y sin forma de volver a introducirse en el modelo productivo de nuestra sociedad.

Revolución es cambiar todo lo que ha llevado a que la gente esté en esta situación.

Solidaridad y revolución tienen que ir de la mano. Pero tenéis que saber bien quienes son solidarios y quienes son revolucionarios para que no os pase como me pasó a mí, intentar hacer la revolución desde una asociación solidaria.

Corría el año 2013, es decir, este desde el que escribo, y fue el mes pasado, abril. Fui a la reunión de la Cruz Roja de Sacedón con mis ideas revolucionarias debajo del brazo, en un sentido literal, pues las llevaba impresas. Allí me encontré un grupo solidario. Al principio me molestó, luego me molesté conmigo mismo, y luego ya me di cuenta de la situación. ¡¡Todo el problema era mío por equivocarme de sitio!!

Aún así, me consta que mi idea revolucionaria ha llegado hasta donde tiene que llegar, y ha sido de la mano de la Cruz Roja de Sacedón. Están haciendo una gran labor. Son solidarios. Y no tiene nada de malo, tiene todo de bueno. Es necesario que alguien se encargue de canalizar la solidaridad de la gente para que llegue a los necesitados, a los que están pasando hambre.

Pero yo soy del clan de los celtas que somos más revolucionarios que solidarios, con lo que estoy iniciando revoluciones a mí alrededor. Todas las que puedo. Y salgo todos los días en los medios de comunicación. Yo o alguno de mis amigos revolucionarios. Esta es una de las noticias:


Y dice mi voz anti-errores-de-coherencia, ¿no habíamos quedado en que la Cruz Roja son solidarios, no revolucionarios? ¿No será que llevas más guinness de la cuenta? No, eso no, nunca se lleva la cuenta de las guinness, con lo que nunca serán más de la cuenta.

Los huertos sociales son un proyecto revolucionario. Vale que el periodista y la propia Cruz Roja lo llaman solidarios, pero no es mi culpa si son unos inconscientes y no saben lo que están haciendo.

Y, ¿Qué están haciendo? Cambiando la mente de las personas humanas.

El modelo económico actual nos enseña: El dinero no crece en los árboles. Trabaja para tener dinero. Ten dinero para poder comer.

Un huerto revolucionario nos enseña: La comida sí crece en los árboles. Trabaja-Cultiva un huerto para tener comida. Ten comida para poder... ¡¡pues para poder comer!!

Y, algo mucho más importante, está desvinculando la necesidad de tener dinero de la necesidad de poder comer. Es cierto que se necesitan más cosas aparte de comida para poder vivir en esta sociedad, y para las mismas hace falta dinero. O no. Porque también se puede crear un banco del tiempo para ofrecer las cosas que sabes hacer, y para obtener las cosas que necesitas.

Como dijo mi amigo Alberto, si buscamos resultados distintos, no podemos hacer siempre lo mismo.

Y yo busco resultados distintos. Yo busco un modelo económico que garantice que todo el mundo pueda comer. Y el que tenemos ahora mismo no lo hace.

¡¡ Revolución y huertos solidarios en abundancia!!

Celta Errante

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